El Crecimiento y La Presión

@lucasconsuegra

Papá Dios, al ponernos en la tierra, nos empoderó para crecer. Por eso, nuestro corazón anhela ese crecimiento en diversas áreas, justo por eso es que quieres que tu vida vaya a otras esferas, y trabajamos intencionalmente para hacerlo realidad.

Sin embargo, el crecimiento y la presión están directamente relacionados: a mayor crecimiento, mayor presión. Quien no experimenta presión, probablemente no está creciendo.

En la vida, enfrentamos situaciones que generan presión, ya sea debido al crecimiento natural, a decisiones erróneas que tomamos consciente o inconscientemente, o a decisiones de terceros que nos afectan. Dios, en su habilidad para transformar el dolor en gloria (como en la cruz), utiliza esas situaciones para que desarrollemos nuestra capacidad de manejar la presión, ya que, de otra manera, no creceríamos.

La presión que experimentas ahora es un entrenamiento para afrontar la presión futura, que probablemente será aún mayor si estás en el camino del crecimiento.

A veces, le preguntamos a Dios por qué no estamos avanzando a otro nivel y pedimos pasar a uno nuevo debido a la dificultad del nivel actual. Sin embargo, esa es una oración ingenua, porque el siguiente nivel conlleva aún más presión. Por eso, Dios no nos ha llevado allí; está protegiéndonos de una presión para la cual no estamos preparados en este momento. Él está a favor de protegernos.

Para aquellos que estamos creciendo, la presión solo aumentará, y, a menos que aprendamos a manejar la presión actual, no podremos avanzar de nivel.

Si deseamos evitar la presión, simplemente debemos dejar de crecer. Sin embargo, en este momento, eso nos resulta antinatural y nos haría sentir como muertos en vida.

La buena noticia es que Jesús fue un maestro en el manejo de la presión. Si Él pudo hacerlo, nosotros también podemos, ya que tenemos su ADN.

Le pido a Dios que este entrenamiento con las presiones que enfrentamos revele cada vez más nuestra verdadera esencia: hijos de Dios, fuertes, determinados, resilientes, compasivos, empáticos, sabios y conscientes del momento presente.

Y nadie pone vino nuevo en cueros viejos, pues los cueros viejos se reventarían por la presión, el vino se derramaría y los cueros quedarían arruinados. El vino nuevo se guarda en cueros nuevos para preservar a ambos. Mateo 9:17

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